Alcatraz. De la A a la Z

La primavera de 2020 nos tocó vivir un hecho sin precedentes en la Historia de la Humanidad: Cuarentena, la llamaron, aunque al final fueron casi tres meses de reclusión colectiva. Entre los ilustradores que conozco hubo quienes experimentaron un bloqueo creativo que les impidió trabajar. Otros, fruto del aburrimiento, abrazaron cualquier propuesta que les llegara. Sólo así se explica que catorce artistazos se avinieran a materializar los guiones que les envié garrapateados. Historietas de encierro, claro. Y de fugas. Fruto de la fascinación que desde niño me despiertan las historias carcelarias. Y Alcatraz, como epítome de todas ellas. Estos 16 capítulos componen una crónica desordenada de la isla de Alcatraz; la biografía de un espacio, un puñetero islote, que en los últimos 150 años ha acumulado cientos de historias, anécdotas y chorradas, algunas reales y otras de ficción. Quiero creer que la ejecución de este comic proporcionó a sus dibujantes un poco de evasión, hartos quizás de la rutina, los aplausos y la cháchara televisiva que no paraba de repetir la misma información en bucle. Mucho se habló durante estos meses de los niños, de los perros, o de los ancianos abandonados en residencias. Pero muy poco de los presos. 

Nunca se habla de ellos.