Durante una expedición zoológica en una remota isla oriental, el etólogo Klaus Zeller realiza un hallazgo perturbador: una figura que, a primera vista, parece una niña. Está cubierta de sangre y se alimenta del cuerpo decapitado de uno de los primates objeto de su estudio. Sin embargo, sus rasgos físicos y su conducta escapan por completo a cualquier patrón humano conocido.
La criatura es retenida y trasladada a las instalaciones centrales de la farmacéutica Exccelerate, donde se activa un programa de investigación bajo un estricto régimen de confidencialidad. Por orden de su superior, Pauur Mercin, Klaus se incorpora al proyecto, junto a su antigua colega Aliyah Reichelt, designada como líder del equipo. En un entorno cerrado y minuciosamente controlado, comienzan a manifestarse anomalías y eventos inquietantes que pronto se tornan ingobernables.
A medida que el experimento se desestabiliza y la lógica científica se resquebraja, Klaus se ve arrastrado a una encrucijada personal: una paternidad impuesta que lo obliga a cuestionar no solo los límites de la ciencia, sino también los suyos propios.